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Vivimos en tiempos de Amazon




Según el Banco Mundial, la pandemia por COVID-19 dará lugar a la peor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial. Y, como en todas las grandes crisis económicas, mientras la mayoría pierde, hay un grupo reducido de ganadores. Entre ellos está Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon. El aislamiento consolidó el auge del comercio en línea, uno que ya llevaba varios años gestándose. Amazon es, sin duda, uno de los protagonistas de estos tiempos nuevos e inciertos. ¿Quién no se ha apoyado de este gigante para hacer compras en los meses de cuarentena?

 

Aunque no siempre fue así, hoy es evidente que el modelo de negocio de Amazon es extremadamente rentable. En retrospectiva, es fácil notar que el comercio electrónico siempre ha sido el futuro, pero tal certeza solo funciona cuando miramos atrás. Cuando Jeff Bezos empezó su negocio de libros en línea, no existía esta claridad. Warren Buffet, uno de los empresarios e inversionistas más importantes, dijo hace poco «nunca me di cuenta de que Amazon podría pasar de ser una tienda de libros, a ser lo que es hoy». Al igual que esta pandemia, Amazon llegó inesperadamente a revolucionar el orden mundial.

 

Los negocios exitosos no se sostienen por una buena idea inicial. El tamaño y el poder de esta compañía esconde los muchos obstáculos que ha tenido que superar. Uno de sus mayores retos ha sido la distribución de los productos, transportar paquetes alrededor del mundo, desde fábricas hasta la puerta de nuestras casas y en pocos días es una operación complicada. Ese es uno de los grandes logros de Amazon: su cadena de suministro. Con millones de clientes y bodegas distribuidas estratégicamente, ha conseguido mover productos de una forma eficiente y cómoda para consumidores y vendedores. Eso le ha permitido a muchos negocios llegar hasta clientes que, de otra manera, estarían muy lejos de su alcance.

 

Es muy difícil competir con la capacidad y eficiencia de distribución de Amazon, porque su tamaño le da una importante ventaja. La enorme cantidad de clientes y pedidos le permite aprovechar viajes, rentar almacenes, e incluso hacer inversiones arriesgadas como comprar una cadena de supermercados para estar aún más cerca de sus clientes y llegar a ellos más rápido. Esto es lo que hizo con la cadena estadounidense Whole Foods. Gracias a esta compra, en Estados Unidos la empresa de comercio en línea también vende productos alimenticios, y sus almacenes ya no están fuera de las ciudades sino dentro de ellas, en cada supermercado.

 

Amazon no solo vende productos en línea. Por ejemplo, Amazon Web Services, una colección de servicios de computación en internet, es responsable de una parte importante de los ingresos de la compañía. Desde ahí, Amazon ofrece servicios y herramientas en línea, tecnología e infraestructura a negocios de todo tipo. El tamaño y la experiencia de Amazon en internet y en ecommerce la ha convertido en potencia mundial. Y hoy, sobre todo en estos tiempos de confinamiento, tanto consumidores como negocios pueden aprovechar su eficiencia y su experiencia.

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